viernes, 8 de abril de 2011

XXXVI


cuando salí de la cárcel eché a andar e hice casi mil millas antes de detenerme. estaba sentado descansando un momento cuando vi a una chica que huía. me levanté de un salto y eché a correr tras ella. estaba desnuda y se ocultó tras una colina. agarré la colina en brazos y la arrojé por el borde del mundo y recogí tiernamente a la chica y le susurré: "toda mi vida he buscado una chica como tú, con piernas bronceadas y pechos blancos y el pelo como el oro del crepúsculo". mientras besaba mis labios, la acosté en una nube. cuando abrí los ojos, la nube se había ido flotando y ella ya no estaba

Erskine Caldwell

pelos y señales


redondo y peludo, al vasco le gusta ronronear y después de tres veces aún tiene para volver a empezar
me dice "te la meteré hasta la tráquea!" y de recuerdo en mis sábanas dejó secando la vía láctea


cinco minutos


ven
voy
tic- me desnuda
tac- empieza a besarme
tic- me trabaja los bajos
tac- se rompe un cristal
tic- no consigo correrme
y vete
y voy

el arquitecto de chicago


al besarlo, bebí la sangre de sus labios cortados por el frío. entramos en calor, y  lamí el sudor que emanaba de sus poros. 

la habitación se volvió roja y tuvimos que salir de ella

caminamos por las calles del centro durante la noche y por las del extrarradio durante el día. luego andé solo, y más tarde tuve sed... y frío.